cuarto
de
dormir

Causa admiración la grandiosidad del cuarto de dormir de Eva Klabin. A pesar de la decoración más leve, tiene una intensidad garantizada por el contraste de la cama barroca y dorada con el tono suave de gris-azulado de las paredes y por la presencia imponente y delicada del gran cartón de la tapicería, Niños pescando, del italiano Giovanni Francesco Romanelli (1610-1622).

Sobre el magnifico tapete persa Tabriz, con escenas de caza, una chaise-longue del tipo duchesse, forrada de damasco rosa y dividida en el medio, se presenta como otra opción para el reposo.

Del lado derecho, sobresale una consola dorada del barroco napolitano. Encima de ella, un montaje, sobre terciopelo rojo y moldura dorada, completa la decoración: son doce placas redondas de esmalte de Limoges, representando las Sibilas, todas nombradas, trabajo del pintor y grabador francés Léonard Limosin (1505-1577). En el techo, un bello lustre francés con colgantes de cristal Baccarat y pequeñas cúpulas.

En el closet, vitrinas exhiben piezas del guardarropa de Eva Klabin, verdaderas reminiscencias de la moda de los años 60, 70 y 80: modelos franceses de Christian Dior y Jean Patou; vestidos de gala usados en los viajes a bordo de los trasatlánticos, como el del brocado dorado incrustado de amatistas en el escote; algunas estolas de piel, bolsas, zapatos franceses con las etiquetas Charles Jourdan y Chanel e italianos del famoso zapatero Salvatore Ferragamo, además de otros menos conocidos, ingleses y americanos; los innúmerables e inseparables sombreros y guantes de todos los tonos y accesorios de su cotidiano.